Es el brazo que acorta la distancia, que permite que los adioses se transformen en bienvenida y viceversa. Es el brazo que acorta la distancia, que los adioses se transformen en bienvenida y viceversa. Puede ayudar al buen entendimiento entre las personas. Es esencial para la comunicación. “Cuando estés abrumado y te sientas pequeño. Cuando haya lágrimas en tus ojos, yo las secaré todas. Estoy a tu lado”, dice la hermosa canción de Paul Simon. Sin puentes la vida cotidiana se torna desdichada. Eso lo saben muy bien los vecinos de Escaba de Abajo que desde el 12 de abril de 2015 se hallan sin el puente colgante sobre el río Singuil.

Como consecuencia de 300 milímetros de lluvia que cayeron en la vecina provincia de Catamarca, el dique de Escaba se saturó y la apertura de varias de sus siete compuertas para su descompresión ocasionó no solo inundaciones, sino también destrozos, como la caída del puente que dejó aisladas a varias familias, así como la pérdida de los bienes de varios centenares de pobladores.

Un año después, nada ha cambiado. Los pobladores se sienten discriminados. Los chicos que asisten a la escuela de Escaba de Abajo, deben atravesar el brioso río, amontonados, en un remolque tirado por un tractor también apuran el paso para estar a las 6.15 en el mismo sitio. A esa hora, un tractor de la comuna espera en un extremo del río con un carro de remolque para ayudarlos a cruzar al otro lado; el vehículo que avanza vacilante sobre las piedras los traerá de regreso, al igual que a algunas maestras. Otros los hacen a caballo o en un robusto legendario Ford Falcon que enfrenta la correntada. “Hemos perdido dos días de clases porque no estaba el tractor y no teníamos en qué cruzar”. “Nos sentimos mal porque al no cruzar, no hay comedor y los chicos no pueden comer, porque no hay quién les prepare el menú”. “Nadie se puede enfermar, porque no hay posibilidad de recibir ayuda. No hay señal de teléfono y hace dos días se cortó el agua”. “Aquí lo que hace falta es voluntad para solucionarlo”. Son algunos comentarios de los afectados. En noviembre pasado, la comuna informó que el Gobierno estaba gestionando fondos para construir un nuevo puente este año, mientras tanto se pensaba poner una lancha para cruzar el río si su caudal se incrementaba.

En nuestra edición del 22 de marzo el director de Vialidad Provincial dijo que había tres puentes que debían ser construidos desde cero: el que está en la ruta 305 y cruza el río La Sala, camino a Villa Padre Monti y los otros dos están en la ruta 340, que comunica San Javier con Las Tipas. Señaló que había dos puentes, cuyas obras aún no habían sido proyectadas: el que atraviesa el río Jaya que permite el acceso al parque nacional Campo de los Alisos y el que cruza el río Acequiones por la ruta 309. Nada dijo del puente colgante sobre el río Singuil.

La sensación de que han sido olvidados por los gobernantes no es caprichosa. Sin señal de telefonía celular, el aislamiento se acentúa. No se entiende que a lo largo de un año no haya habido alguna solución, aunque fuese parcial, para estos comprovincianos. ¿Y los representantes del pueblo dónde están? ¿Silencio e inacción es la respuesta del Gobierno? “Cuando llegue la oscuridad y te envuelvan las penas, como un puente sobre aguas turbulentas yo me desplegaré”, dice Simon. Sin comunicación, sin puentes, sin una clase gobernante sensible a los problemas de sus representados, no puede haber progreso ni dignidad para ninguna comunidad.